Por: Mónica Novillo G.
Una de las
estrategias que ha mostrado ser eficaz en la prevención de la propagación del
coronavirus COVID-19 es el aislamiento social. De ahí que la mayoría de los
países hayan tomado medidas como la cuarentena, que prevén que las personas se
queden en casa. #QuédateEnCasa ha sido, sin duda, el mensaje que con mayor
claridad ha llegado a las personas y que ha ameritado que los medios de comunicación
dediquen sus portadas.
A pesar de
ello, no todas las personas pueden quedarse en casa. Ya se ha mencionado que
solo algunos sectores cuentan con las condiciones materiales para hacerlo
durante la cuarentena. Un grueso de la población boliviana no es empleado y sus
ingresos familiares dependen de su posibilidad de generar ingresos diariamente.
Este es el caso de muchas mujeres en jefatura de hogar, que se dedican al
comercio, trabajan en el llamado sector informal, son trabajadoras por cuenta propia
y tampoco cuentan con protección social. Quedarse en casa no es una opción
cuando se trata de sobrevivir. Pocas personas tenemos el privilegio de
quedarnos y trabajar desde casa.
Se ha
constatado que el hogar es el lugar menos seguro para mujeres, niños y niñas.
Lo indica el número de casos de violencia contra ellos que se denuncian en
defensorías, servicios legales municipales y la Fuerza Especial de Lucha contra
la Violencia. En otros países se ha evidenciado un incremento de las
situaciones de violencia contra las mujeres, niños y niñas, producto de las
restricciones de movilización y el hecho de quedarse en casa. Esperemos se
acompañe con medidas de prevención y protección a las mujeres que ya están en
casa.
Otro de los
elementos poco considerados es el cuidado. Las mujeres siguen siendo quienes
más tiempo destinan a estas tareas. Quedarse en casa, significará un incremento
de las horas diarias que ellas dedican al cuidado en el hogar si no se han
producido cambios en la forma en que estas actividades se distribuyen al
interior de las familias. Existen necesidades diferenciadas de cuidado, de
niños, personas adultas mayores, enfermas o con discapacidad que demandarán de
ellas más tiempo. Ojalá esta emergencia pudiera contribuir a una mayor
democratización de estas tareas que han sido encargadas casi exclusivamente a
las mujeres y sobre las que descansa el sistema patriarcal, lucra el
capitalista y se reproduce el colonialismo.
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