miércoles, 26 de agosto de 2020

PRODUCCIÓN DE HORTALIZAS PARA MEJORAR LA NUTRICIÓN ANTE LA PANDEMIA

Por: Daysi Arciénega Avendaño*















UNA OPORTUNIDAD MARCADA POR EL COMPROMISO INSTITUCIONAL DEL IPTK

Vivimos como humanidad un momento sui generis, en el que la cotidianidad ha dejado de ser normal en diversos aspectos, por decir algo. Nuestro diario vivir se ha visto marcado por el distanciamiento social, el uso de barbijo y desinfectantes que nos han dado un nuevo formato de relacionarnos y miedos crecientes, sin embargo, como buenos bolivianos vamos asimilando y buscando nuevas formas de salir delante, porque si algo debemos resaltar es que somos gente luchadora y que se adapta a las situaciones por más duras que puedan parecer y ser.

En este contexto y con la visión de mejorar las condiciones de vida de las familias de las zonas periurbanas del distrito 6 del municipio de Sucre, el Instituto Politécnico Tomas Katari  “IPTK”, desde  la gestión 2016, ha apoyado en la producción limpia de hortalizas orgánicas  en carpas solares y huertos familiares, con la finalidad de mejorar y diversificar la alimentación de las familias, consolidar una seguridad alimentaria estable y con ingresos frescos, permitiendo el acceso directo a una variedad de hortalizas a través de su producción en los huertos.

La pandemia del COVID – 19, ha afectado fuertemente la actividad económica de las familias del distrito 6 del municipio de Sucre, economía basada en la agricultura a pequeña escala, el trabajo no formal en la ciudad de Sucre y la producción de ladrillo en fábricas artesanales, trabajos que exigen la participación de toda la familia que no pueden realizar regularmente sus actividades económicas, por lo cual son crecientes las necesidades de las familias, desde el abastecimiento de alimentos hasta la provisión de servicios básicos.

Bajo estas condiciones de las familias, se ha podido evidenciar que el trabajo del IPTK, aporta con soluciones concretas a la seguridad alimentaria, ya que la producción de hortalizas a nivel familiar, sea en huertos familiares a cielo abierto o en carpas solares, son una alternativa al desarrollo familiar, impulsando la alimentación saludable con el consumo de diversas hortalizas y complementariamente, la generación de ingresos adicionales por la comercialización de éstas con todas las normas de calidad e inocuidad.

La producción de hortalizas en estos tiempos de pandemia se ha consolidado en una nueva oportunidad de desarrollo de las familias, aprovechando las nuevas oportunidades de mercado por la demanda en la sociedad de alimentarse más naturalmente y así fortalecer la inmunología y la vitalidad.

Las hortalizas que se ofrecen desde el Distrito 6, son producto del esfuerzo familiar, que tienen una producción diversificada con un enfoque agroecológico que les permite acceder permanentemente al consumo de hortalizas frescas, como una respuesta a la problemática de la seguridad alimentaria y el derecho a la alimentación saludable. Por otro lado, les permite generar ingresos por la comercialización de los excedentes.

La asistencia técnica y acompañamiento permanente de técnicos del IPTK, ha permitido a las familias con las que se trabaja, continuar con la producción permanente de hortalizas para ayudar a reducir los efectos de la malnutrición y los generados por la pandemia, buscando mejorar la alimentación de las familias con el consumo variado de hortalizas, permitir el acceso de las productoras al mercado bajo alianzas estratégicas con instituciones municipales.

Si bien la responsabilidad de huerto hortícola es de la mujer, la producción es un trabajo de toda la familia y los resultados han sido bastante alentadores ya que las familias tienen la visión de expansión y diversificación de su producción.

Testimonios

Martha Manchengo, 26 años, Comunidad La Barranca.

La producción de hortalizas en esta época ha sido muy provechosa, tengo verduras frescas  en mi casa no tengo que ir a Sucre, es menos gasto, cuando tengo mucha producción entrego mis productos para vender en las ferias de mercado verde, y en el mercado campesino, lo que más he vendido es lechuga, espinaca y acelga, la gente ya conoce que el producto es sano, nos compra en el momento.

Mi huerto me ha servido para mejorar la alimentación de mi familia, mi esposo se ha contagiado de COVID-19, estoy segura que todos nos hemos contagiado, pero como tenemos nuestras hortalizas nos hemos cuidado comiendo mejor, muchas hortalizas y unos mates, ya que también tenemos algunas plantas de romero, manzanilla, menta. Es muy importante el consumo de hortalizas para comer sano.

Ana Salazar, 30 años, comunidad Llinfi

Tengo 4 hijos, esta pandemia me ha afectado bastante y a mi familia, mi esposo no está trabajando, con mi carpa puedo producir muchas hortalizas para que podamos comer más sano y variado, ahora como podemos vender nuestras hortalizas en las ferias y entregando a las casas nos estamos ayudando en la economía, puedo comprar algunos alimentos y le estoy ayudando a mi esposo para que podamos pagar nuestras deudas.

Las familias en sucre, ya nos conocen porque nuestras hortalizas son limpias y nos buscan para comprarnos, para mí es muy importante producir, primero porque me ayuda en la alimentación sana de mi familia y porque podemos vender y ganar un poquito de dinero, ahora lo que más estamos produciendo es tomate, acelga, espinaca y apio.























*Responsable del Proyecto de Seguridad Alimentaria del IPTK en el municipio de Sucre.

jueves, 13 de agosto de 2020

El ‘Mallku’, el factor inesperado*

 Por: Jorge Richter Ramírez**

Bolivia vivía en 1899 una guerra civil que a momentos se hacía cruenta y lacerante. José Manuel Pando, hombre de ideas liberales, buscó el derrocamiento del gobierno conservador de Severo Fernández Alonso. Liberales y Conservadores fueron entonces los protagonistas de aquel episodio desgarrador que fue la Guerra Federal. Buscando mayor fortaleza bélica, Pando se alió con el Movimiento Indígena de Pablo Zárate Willka, el temible Willka, como era conocido. Una coalición para enfrentar a la “Oligarquía del Sur” que representaba el Partido Conservador. Tenían intereses diferentes, para Zárate Willka se trataba de asegurar el rol del indígena en el futuro de la República liberal que estaba conformándose.

El 28 de marzo de aquel año, posiblemente preocupado por las matanzas en Coro y Mohoza, Pablo Zárate Willca escribe la Proclama de Caracollo, en ella expresa una idea de respeto recíproco necesario para la convivencia en la nueva República por venir: “Tan lo mismo deben respetar los blancos y vecinos a los indios porque son de la misma sangre e hijos de Bolivia y que deben quererse como hermanos y como indianos”. Ramiro Condarco Morales, autor de la conocida obra Zárate, el temible Willca, señala con acierto y puntualiza: “El debido respeto no solo como persona sino también como sujeto de derecho a la dignidad, a la vida, al progreso material y a la tierra”.

La novela Aluvión de Fuego de Óscar Cerruto, publicada en los años 30 del siglo pasado y como un presagio de lo que estaba por llegar, incorpora una pieza de precisa descripción del momento político de entonces: el Manifiesto de las Nacionalidades Indígenas del Kollasuyo. En sus extensos pasajes sintetiza la crudeza de la relación del indio con el blanco, “¿qué queremos los indios? Algo muy lógico y natural, que se nos devuelva nuestra condición humana”. Sin respeto recíproco la igualdad queda degradada a un simple anuncio retórico y, en consecuencia, la libertad es anulada. Sin libertad ni igualdad, la Patria no puede ser regenerada. La regeneración del país equivalía en esos tiempos a una idea actual de refundación del Estado.

Después de 121 años, los odios raciales señalan que el respeto recíproco fue apenas un delirio momentáneo. Las fuerzas sociales vuelven a colisionar y hoy, el país nuevamente exterioriza la vena iracunda de un racismo que se pretende ocultar. Miles de bolivianos que ejercen su ciudadanía y acción de peticionar, marchan, bloquean y resisten la fecha modificada inconsulta e impensadamente por el Tribunal Electoral. En medio de la pandemia y la polaridad de odios, la protesta es señalada de irracional y los insultos abarrotan las redes sociales. La palabra indio, asociada a los peores y más humillantes adjetivos, se escribe con nombres personales y muchos otros disfrazados en un insulto vergonzante que no permite mostrar el rostro de su autor refinado.

Surgido de la nada, un hombre que ya en 2003 entendió la dimensión de este odio racial, vuelve a manifestarse: “Habrá movilizaciones desde las bases, es la única alternativa, nos haremos respetar porque el Gobierno está pisoteando a todos los hombres y mujeres que vivimos en la ciudad y el campo. Todos los días nos insultan, nos dicen salvajes, ignorantes, estúpidos, burros, indios de mierda. Señores y señoras de raza suprema, respetos guardan respetos. Nos respetaremos como seres humanos”. Hoy las movilizaciones de Felipe Quispe ya amenazan acorralar al Gobierno.

Es importante comprender que el conflicto social está mutando en estas horas. Deja de ser una demanda por el evento electoral y pasa a ser un hecho social, étnico/racial. Han ofendido en extremo a un sector que busca, históricamente, respeto recíproco. El conflicto va absorbiendo fases aceleradamente en su escalada ascendente. El pedido ahora es la salida de quien ejerce la transición. En el círculo rojo del poder, donde no se conoce el país y tampoco las lógicas de incidencia de los movimientos sociales ni la historia de una lucha de reivindicaciones por la igualdad étnica, racial y cultural de Bolivia, endosan toda la responsabilidad al MAS y su círculo dirigencial.

Los movimientos sociales en el altiplano boliviano reciben a Felipe y lo escuchan atentamente. Como en 2003, mientras el error político vigilaba a un dirigente con preocupación enfermiza, Felipe les llenaba de piedras las carreteras incansablemente, un día detrás de otro. Ayer en la tarde el Mallku era nombrado comandante de los bloqueos de las 20 provincias de La Paz. Dijo que mientras viva, no puede dejar a sus hermanos desprotegidos. Tampoco que los insulten.  Pide como en 1899, respeto recíproco.

* Artículo publicado en el diario La Razón

** Politólogo y Especialista en Comunicación Política


viernes, 7 de agosto de 2020

Y ¿QUIÉN ALZA LA VOZ POR LAS NIÑAS Y LOS NIÑOS?

Por: Carmen Salguero Enríquez*

¡No es vacación, es cuarentena! ¡Entren en sus casas! Es lo que de repente se escuchó desde una terraza rompiendo el silencio profundo ya acostumbrado por  la cuarentena, en la voz de una niña de entre 3 a 5 años, quizá ella como todos intentado entender lo que estaba pasando, buscando procesarlo o simplemente imitando o repitiendo lo que permanentemente se muestra en los medios de comunicación y redes sociales.

En nuestro Estado Plurinacional de Bolivia, de acuerdo a datos proyectados por el INE, la población infantil de entre 0 a 12 años de edad representa alrededor del 25% de la población total, llegando a casi 3 millones de niñas y niños, cifra no menor para un estado de 11 millones de habitantes[1]. Demás está decir que esta importante población es considerada en alto grado de vulnerabilidad debido a sus propias características. Asimismo, es un grupo que se encuentra en crecimiento y desarrollo.

La pandemia provocada por la COVID - 19 ha obligado a los diferentes Estados a tomar medidas radicales, tales como la inmediata suspensión de actividades escolares,  las declaraciones de cuarentena, un confinamiento total sin una posible fecha para normalizar las actividades, cambiando radicalmente la vida cotidiana de bolivianas y bolivianos. Entonces, es inevitable ponernos a analizar lo que pasa con la población infantil y preguntarnos qué estamos haciendo como Estado para responder adecuadamente.  

Pese a que nuestro Estado ha ratificado la Convención sobre los Derechos del Niño y ha promulgado el el Código Niña, Niño y Adolescente de Bolivia, que indican entre sus principios:

Prioridad absoluta: La atención y protección en la formulación y ejecución de las políticas públicas, asignación de recursos, en el acceso a servicios públicos, en la prestación de auxilio y atención en situaciones de vulnerabilidad y en la protección y socorro en cualquier circunstancia. 

- Desarrollo integral: Desarrollo armónico de las capacidades físicas, cognitivas, afectivas, emocionales, espirituales, y sociales de NNA. Hasta la fecha, poco o nada se ha hecho por cubrir las necesidades fundamentales para las y los niños y niñas[2].

Pero ¿Por qué es tan importante prestarle una especial atención a este sector que está atravesando al igual que todos esta crisis? A modo de responder paso a desarrollar y remarcar aspectos importantes a considerar respecto a nuestra población infantil.

Necesidades biológicas de crecimiento y de desarrollo: Sí, es un grupo etario que se encuentra en desarrollo, lo que implica que lo que está viviendo en este momento influirá o determinará su ser adulto. Y aquí emergen varias aristas ya que las wawas tienen necesidades desde biológicas como la alimentación para un adecuado crecimiento, y de acompañamiento saludable para su desarrollo integral. Es tan fundamental considerar este aspecto, ya que las niñas y niños de acuerdo a sus etapas de desarrollo tienen necesidades específicas, como por ejemplo:

A decir de Angulo, Losada. (2016) El útero social en el que se encuentran las y los bebés de 0 a 2 años, siendo estas las interacciones con sus padres y su familia, deben ser saludables y enriquecedoras (p.20). Aspecto que indudablemente está siendo altamente afectado debido a que los padres y madres de familia se encuentran en niveles altos de estrés, debido a la incertidumbre que genera una crisis, incrementando los niveles de estrés tóxico y afectando el desarrollo de la arquitectura cerebral de los bebés en formación.[3]

Por otra parte, de acuerdo a la doctora Ramírez (2015): “El movimiento es una parte integrante e indivisible del comportamiento humano y sólo a través de él se pueden entender los ámbitos afectivos y asimilar los contenidos cognoscitivos”.[4] Entonces es fundamental que los niños y niñas se encuentren en constante movimiento y juego, lo que se ve bruscamente afectado. Por una parte, debido a que los domicilios donde se les obligó a quedarse, no cumplen con las mínimas necesidades de movimiento que tienen las niñas y niños; y por otra parte, las madres y los padres no se hallan preparados para cumplir este tipo de necesidades, llegando a extremos en los que se les deja sin control ni horarios al frente de un televisor o video juegos, quedando las niñas y niños hasta por más de 4 o 6 horas sin realizar ninguna actividad física.

Necesidades de Educación: A partir de los 4 años se ingresa a un proceso formativo escolar que debería pasar con debida regularidad sin interrupciones, mismo que se suspendió abruptamente. Este aspecto quizá es el de mayor preocupación para los padres y madres de familia; y una entiende que debería ser también para el Estado y todas sus instancias. Lastimosamente, lejos de responder adecuadamente, se ha visto que desde el Ministerio de Educación, no se tiene una respuesta oportuna ni pertinente. Por otra parte, este tema ha evidenciado más que nunca las desigualdades sociales provocadas por un sistema donde sólo los que tienen dinero continúan teniendo acceso a este proceso educativo, dejando en total desamparo y olvido a niños y niñas de escuelas fiscales, y más aún de escuelas rurales que desde marzo no han recibido ningún proceso formativo, evidenciándose más que nunca las desigualdades sociales existentes en nuestro país, propio del sistema económico que lo rige. 

Protección ante la violencia infantil: La violencia infantil continúa siendo practicada con regularidad y naturalizada debido a que se asocia con disciplina. En regiones latinoamericanas, más del 64% de las niñas y niños sufren algún tipo de violencia y ésta es ejercida por miembros de la familia, principalmente sus cuidadores. Este confinamiento al que nos hemos visto obligados a vivir, ha puesto en un altísimo riesgo a nuestras niñas y niños y las cifras muestran datos escalofriantes, que parten desde el suicidio de una niña por no tener que comer en casa, hasta el maltrato físico a un niño dejándolo en terapia intensiva, pasando por los más de 1.200 casos denunciados por diferentes tipos de violencia, remarcando que más del 90% de los casos de violencia se desarrollan en casa. Es tremendamente alarmante que las niñas y niños se encuentren conviviendo con su agresora o agresor las 24 horas del día y sin tener una red donde acudir como lo podía ser una maestra un maestro e incluso sus pares.  Por otro lado, la negligencia también es un grado de violencia al que están siendo expuestos. La población infantil ya que se encuentra en casa bajo el cuidado exclusivo de los padres, madres o tutores, no estando éstos necesariamente preparados para cumplir con todas las necesidades de cuidado, desarrollo, educación, aprovisionamiento, acompañamiento etc. El padre o madre pasó a ser la única responsable de cumplir con todo. Asimismo, muchos padres y madres se ven en la obligación de dejar solas y solos a las niñas y niños en casa mientras van a trabajar.

Por último, algo importante que se ha perdido es la socialización entre pares.  De un día para otro se vieron obligados a abandonar su grupo social, como lo eran sus compañeras y compañeros de curso, o de las clases extra curriculares, como las de ajedrez, pintura, etc. La visita a la casa de los vecinos, de un compañero, en pocas palabras las niñas y niños prácticamente se han quedado sin un círculo donde poder socializar, han dejado sus rutinas diarias, el costo que ellos y ellas pagan por una sociedad adultista es muy alto, ya que si se piensa desde el punto de vista de la salud, sólo el 5% de esta población puede llegar a enfermar, pero el 100% se encuentra completamente afectada.

¿Qué respuesta dan los/las responsables de la siguiente generación?

Padres y madres de familia: Poco conocedores de las necesidades principales de las niñas y niños, han priorizado cuidar su salud, encerrarlos en casa y cubrir las necesidades básicas de alimentación y educación en la medida de sus posibilidades, y los más privilegiados han dado alternativas para que sus hijos e hijas disfruten el juego, dejando a un lado todos los otros aspectos importantes.

Maestros, maestras y personal responsable del sistema educativo: Algunos han dado sus mayores esfuerzos por sacar el barco a flote, mediante diferentes alternativas como clases virtuales, clases a distancia, mediante envío de videos, entrega de cartillas etcétera, pero lastimosamente la mayoría han mostrado claramente su poco compromiso social, abandonando desde el mes de marzo a sus estudiantes a cargo. No han tenido la capacidad profesional de proponer alternativas eficientes y eficaces y las pocas voces que salieron, han sido acalladas por el grueso del magisterio.

Gobiernos municipales y departamentales: En el marco de sus atribuciones poco o nada han hecho para garantizar al menos condiciones para retomar actividades escolares, no se conoce de un decreto o ley municipal o departamental en todo nuestro Estado que regule o proponga por ejemplo qué actividades pueden hacer los niños y niñas, cómo pueden salir a disfrutar un día al aire libre, o que respuesta dar a las madres y padres que trabajan y tienen niños y niñas menores de 6 años, a los que acostumbraban a dejar en centros de educación infantil.

El Estado central: Sabiendo que la educación es un derecho fundamental, ya que la Constitución Política del Estado en el artículo 17 indica: “Toda persona tiene derecho a recibir educación en todos los niveles de manera universal, productiva, gratuita, integral e intercultural, sin discriminación”.[5] Debería ser el Ministerio de Educación el ente principal para dar respuesta y proteger este derecho fundamental de todas las niñas y todos los niños de nuestro Estado Plurinacional. Sin embargo, después de más de 4 meses de haberse suspendido las labores escolares, no ha habido una respuesta certera ni al menos coherente para responder a esta necesidad.

Pero qué se pudo haber hecho, quizá para ejemplificar algunas opciones: Usar medios de comunicación más democráticos, como la radio y la televisión para implementar programas educativos y de sano entretenimiento. Reforzar con módulos educativos a ser trabajados en casa, clasificar de acuerdo al riesgo de contagio para suspender las labores escolares, ya que se tienen zonas donde nunca hubo contagio alguno y se vieron de igual forma afectados. Se pudieron haber valorado varias alternativas. Pero ¿Cuál fue la respuesta desde el Estado central? “La clausura del año escolar” Sí, sí, sí, violando no sólo la Constitución Política del Estado, sino también la Ley educativa Avelino Siñani Elizardo Pérez 070, La ley 548 Código Niño, Niña, Adolescente, y ni hablar de tratados internacionales y convenciones de las que como Estado somos miembro.

Parece que no terminamos de comprender la magnitud de esta decisión, desde el Estado no sólo se está violando el derecho a una educación gratuita y universal, se está quitando una herramienta valiosísima para luchar contra la desnutrición en nuestro país, pues el desayuno escolar tenía su razón de ser, se está poniendo en situación de abandono a miles y miles de niñas y niños que tenían como único recurso de socialización la escuela, se está poniendo en situación de extrema vulnerabilidad a niñas que están expuestas a sufrir violencia sexual y ni hablar de millones de niñas y niños que están viviendo violencia física y veían en la escuela una oportunidad de escapar o al menos tener un apoyo en las maestras y maestros a quienes poder recurrir.

Ante la catastrófica situación, es nuestro deber como responsables de la siguiente generación, dar respuestas coherentes, oportunas y necesarias, debemos responder a las necesidades de nuestra niñez, basta de invisibilizar a la primera infancia y de abandonar a la niñez, no podemos quedarnos conformes con que nos quiten ese derecho fundamental que es el de la educación que tantos años nos ha costado conseguir. Es tiempo de exigir respuestas a todos los niveles del Estado, es tiempo de exigir a las maestras y maestros que cumplan con su labor principal, que al igual que todo profesional cumplan con su juramento y por lo que estudiaron y obtuvieron un trabajo con estabilidad laboral. Es tiempo de hacernos responsables del futuro de nuestras niñas y niños...

*Responsable de la Unidad Dignidad de Género y Generaciones del Instituto Politécnico Tomás Katari (IPTK)


[1] Datos obtenidos del Instituto Nacional de Estadísticas (INE). Unidad de Difusión y Comunicación 07/2018.

[2] Ley 548 Código Niño, Niña y Adolescente.

[3] La arquitectura cerebral se consolida en los primeros 2 años de vida, lo que determinará la forma de aprender, la construcción del cerebro  y el propio proyecto de vida.

[4] Apuntes de neuro evolución y psicomotricidad, p171.

[5] Constitución Política del Estado, p.16