viernes, 7 de agosto de 2020

Y ¿QUIÉN ALZA LA VOZ POR LAS NIÑAS Y LOS NIÑOS?

Por: Carmen Salguero Enríquez*

¡No es vacación, es cuarentena! ¡Entren en sus casas! Es lo que de repente se escuchó desde una terraza rompiendo el silencio profundo ya acostumbrado por  la cuarentena, en la voz de una niña de entre 3 a 5 años, quizá ella como todos intentado entender lo que estaba pasando, buscando procesarlo o simplemente imitando o repitiendo lo que permanentemente se muestra en los medios de comunicación y redes sociales.

En nuestro Estado Plurinacional de Bolivia, de acuerdo a datos proyectados por el INE, la población infantil de entre 0 a 12 años de edad representa alrededor del 25% de la población total, llegando a casi 3 millones de niñas y niños, cifra no menor para un estado de 11 millones de habitantes[1]. Demás está decir que esta importante población es considerada en alto grado de vulnerabilidad debido a sus propias características. Asimismo, es un grupo que se encuentra en crecimiento y desarrollo.

La pandemia provocada por la COVID - 19 ha obligado a los diferentes Estados a tomar medidas radicales, tales como la inmediata suspensión de actividades escolares,  las declaraciones de cuarentena, un confinamiento total sin una posible fecha para normalizar las actividades, cambiando radicalmente la vida cotidiana de bolivianas y bolivianos. Entonces, es inevitable ponernos a analizar lo que pasa con la población infantil y preguntarnos qué estamos haciendo como Estado para responder adecuadamente.  

Pese a que nuestro Estado ha ratificado la Convención sobre los Derechos del Niño y ha promulgado el el Código Niña, Niño y Adolescente de Bolivia, que indican entre sus principios:

Prioridad absoluta: La atención y protección en la formulación y ejecución de las políticas públicas, asignación de recursos, en el acceso a servicios públicos, en la prestación de auxilio y atención en situaciones de vulnerabilidad y en la protección y socorro en cualquier circunstancia. 

- Desarrollo integral: Desarrollo armónico de las capacidades físicas, cognitivas, afectivas, emocionales, espirituales, y sociales de NNA. Hasta la fecha, poco o nada se ha hecho por cubrir las necesidades fundamentales para las y los niños y niñas[2].

Pero ¿Por qué es tan importante prestarle una especial atención a este sector que está atravesando al igual que todos esta crisis? A modo de responder paso a desarrollar y remarcar aspectos importantes a considerar respecto a nuestra población infantil.

Necesidades biológicas de crecimiento y de desarrollo: Sí, es un grupo etario que se encuentra en desarrollo, lo que implica que lo que está viviendo en este momento influirá o determinará su ser adulto. Y aquí emergen varias aristas ya que las wawas tienen necesidades desde biológicas como la alimentación para un adecuado crecimiento, y de acompañamiento saludable para su desarrollo integral. Es tan fundamental considerar este aspecto, ya que las niñas y niños de acuerdo a sus etapas de desarrollo tienen necesidades específicas, como por ejemplo:

A decir de Angulo, Losada. (2016) El útero social en el que se encuentran las y los bebés de 0 a 2 años, siendo estas las interacciones con sus padres y su familia, deben ser saludables y enriquecedoras (p.20). Aspecto que indudablemente está siendo altamente afectado debido a que los padres y madres de familia se encuentran en niveles altos de estrés, debido a la incertidumbre que genera una crisis, incrementando los niveles de estrés tóxico y afectando el desarrollo de la arquitectura cerebral de los bebés en formación.[3]

Por otra parte, de acuerdo a la doctora Ramírez (2015): “El movimiento es una parte integrante e indivisible del comportamiento humano y sólo a través de él se pueden entender los ámbitos afectivos y asimilar los contenidos cognoscitivos”.[4] Entonces es fundamental que los niños y niñas se encuentren en constante movimiento y juego, lo que se ve bruscamente afectado. Por una parte, debido a que los domicilios donde se les obligó a quedarse, no cumplen con las mínimas necesidades de movimiento que tienen las niñas y niños; y por otra parte, las madres y los padres no se hallan preparados para cumplir este tipo de necesidades, llegando a extremos en los que se les deja sin control ni horarios al frente de un televisor o video juegos, quedando las niñas y niños hasta por más de 4 o 6 horas sin realizar ninguna actividad física.

Necesidades de Educación: A partir de los 4 años se ingresa a un proceso formativo escolar que debería pasar con debida regularidad sin interrupciones, mismo que se suspendió abruptamente. Este aspecto quizá es el de mayor preocupación para los padres y madres de familia; y una entiende que debería ser también para el Estado y todas sus instancias. Lastimosamente, lejos de responder adecuadamente, se ha visto que desde el Ministerio de Educación, no se tiene una respuesta oportuna ni pertinente. Por otra parte, este tema ha evidenciado más que nunca las desigualdades sociales provocadas por un sistema donde sólo los que tienen dinero continúan teniendo acceso a este proceso educativo, dejando en total desamparo y olvido a niños y niñas de escuelas fiscales, y más aún de escuelas rurales que desde marzo no han recibido ningún proceso formativo, evidenciándose más que nunca las desigualdades sociales existentes en nuestro país, propio del sistema económico que lo rige. 

Protección ante la violencia infantil: La violencia infantil continúa siendo practicada con regularidad y naturalizada debido a que se asocia con disciplina. En regiones latinoamericanas, más del 64% de las niñas y niños sufren algún tipo de violencia y ésta es ejercida por miembros de la familia, principalmente sus cuidadores. Este confinamiento al que nos hemos visto obligados a vivir, ha puesto en un altísimo riesgo a nuestras niñas y niños y las cifras muestran datos escalofriantes, que parten desde el suicidio de una niña por no tener que comer en casa, hasta el maltrato físico a un niño dejándolo en terapia intensiva, pasando por los más de 1.200 casos denunciados por diferentes tipos de violencia, remarcando que más del 90% de los casos de violencia se desarrollan en casa. Es tremendamente alarmante que las niñas y niños se encuentren conviviendo con su agresora o agresor las 24 horas del día y sin tener una red donde acudir como lo podía ser una maestra un maestro e incluso sus pares.  Por otro lado, la negligencia también es un grado de violencia al que están siendo expuestos. La población infantil ya que se encuentra en casa bajo el cuidado exclusivo de los padres, madres o tutores, no estando éstos necesariamente preparados para cumplir con todas las necesidades de cuidado, desarrollo, educación, aprovisionamiento, acompañamiento etc. El padre o madre pasó a ser la única responsable de cumplir con todo. Asimismo, muchos padres y madres se ven en la obligación de dejar solas y solos a las niñas y niños en casa mientras van a trabajar.

Por último, algo importante que se ha perdido es la socialización entre pares.  De un día para otro se vieron obligados a abandonar su grupo social, como lo eran sus compañeras y compañeros de curso, o de las clases extra curriculares, como las de ajedrez, pintura, etc. La visita a la casa de los vecinos, de un compañero, en pocas palabras las niñas y niños prácticamente se han quedado sin un círculo donde poder socializar, han dejado sus rutinas diarias, el costo que ellos y ellas pagan por una sociedad adultista es muy alto, ya que si se piensa desde el punto de vista de la salud, sólo el 5% de esta población puede llegar a enfermar, pero el 100% se encuentra completamente afectada.

¿Qué respuesta dan los/las responsables de la siguiente generación?

Padres y madres de familia: Poco conocedores de las necesidades principales de las niñas y niños, han priorizado cuidar su salud, encerrarlos en casa y cubrir las necesidades básicas de alimentación y educación en la medida de sus posibilidades, y los más privilegiados han dado alternativas para que sus hijos e hijas disfruten el juego, dejando a un lado todos los otros aspectos importantes.

Maestros, maestras y personal responsable del sistema educativo: Algunos han dado sus mayores esfuerzos por sacar el barco a flote, mediante diferentes alternativas como clases virtuales, clases a distancia, mediante envío de videos, entrega de cartillas etcétera, pero lastimosamente la mayoría han mostrado claramente su poco compromiso social, abandonando desde el mes de marzo a sus estudiantes a cargo. No han tenido la capacidad profesional de proponer alternativas eficientes y eficaces y las pocas voces que salieron, han sido acalladas por el grueso del magisterio.

Gobiernos municipales y departamentales: En el marco de sus atribuciones poco o nada han hecho para garantizar al menos condiciones para retomar actividades escolares, no se conoce de un decreto o ley municipal o departamental en todo nuestro Estado que regule o proponga por ejemplo qué actividades pueden hacer los niños y niñas, cómo pueden salir a disfrutar un día al aire libre, o que respuesta dar a las madres y padres que trabajan y tienen niños y niñas menores de 6 años, a los que acostumbraban a dejar en centros de educación infantil.

El Estado central: Sabiendo que la educación es un derecho fundamental, ya que la Constitución Política del Estado en el artículo 17 indica: “Toda persona tiene derecho a recibir educación en todos los niveles de manera universal, productiva, gratuita, integral e intercultural, sin discriminación”.[5] Debería ser el Ministerio de Educación el ente principal para dar respuesta y proteger este derecho fundamental de todas las niñas y todos los niños de nuestro Estado Plurinacional. Sin embargo, después de más de 4 meses de haberse suspendido las labores escolares, no ha habido una respuesta certera ni al menos coherente para responder a esta necesidad.

Pero qué se pudo haber hecho, quizá para ejemplificar algunas opciones: Usar medios de comunicación más democráticos, como la radio y la televisión para implementar programas educativos y de sano entretenimiento. Reforzar con módulos educativos a ser trabajados en casa, clasificar de acuerdo al riesgo de contagio para suspender las labores escolares, ya que se tienen zonas donde nunca hubo contagio alguno y se vieron de igual forma afectados. Se pudieron haber valorado varias alternativas. Pero ¿Cuál fue la respuesta desde el Estado central? “La clausura del año escolar” Sí, sí, sí, violando no sólo la Constitución Política del Estado, sino también la Ley educativa Avelino Siñani Elizardo Pérez 070, La ley 548 Código Niño, Niña, Adolescente, y ni hablar de tratados internacionales y convenciones de las que como Estado somos miembro.

Parece que no terminamos de comprender la magnitud de esta decisión, desde el Estado no sólo se está violando el derecho a una educación gratuita y universal, se está quitando una herramienta valiosísima para luchar contra la desnutrición en nuestro país, pues el desayuno escolar tenía su razón de ser, se está poniendo en situación de abandono a miles y miles de niñas y niños que tenían como único recurso de socialización la escuela, se está poniendo en situación de extrema vulnerabilidad a niñas que están expuestas a sufrir violencia sexual y ni hablar de millones de niñas y niños que están viviendo violencia física y veían en la escuela una oportunidad de escapar o al menos tener un apoyo en las maestras y maestros a quienes poder recurrir.

Ante la catastrófica situación, es nuestro deber como responsables de la siguiente generación, dar respuestas coherentes, oportunas y necesarias, debemos responder a las necesidades de nuestra niñez, basta de invisibilizar a la primera infancia y de abandonar a la niñez, no podemos quedarnos conformes con que nos quiten ese derecho fundamental que es el de la educación que tantos años nos ha costado conseguir. Es tiempo de exigir respuestas a todos los niveles del Estado, es tiempo de exigir a las maestras y maestros que cumplan con su labor principal, que al igual que todo profesional cumplan con su juramento y por lo que estudiaron y obtuvieron un trabajo con estabilidad laboral. Es tiempo de hacernos responsables del futuro de nuestras niñas y niños...

*Responsable de la Unidad Dignidad de Género y Generaciones del Instituto Politécnico Tomás Katari (IPTK)


[1] Datos obtenidos del Instituto Nacional de Estadísticas (INE). Unidad de Difusión y Comunicación 07/2018.

[2] Ley 548 Código Niño, Niña y Adolescente.

[3] La arquitectura cerebral se consolida en los primeros 2 años de vida, lo que determinará la forma de aprender, la construcción del cerebro  y el propio proyecto de vida.

[4] Apuntes de neuro evolución y psicomotricidad, p171.

[5] Constitución Política del Estado, p.16

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